lunes, 9 de septiembre de 2013

Falso mercenario tima al gobierno de Guanajuato

Milenio. Mientras que en México David Rivas Huete es uno de los entrenadores extranjeros del Grupo Especial de Reacción Inmediata de la PGJ de Guanajuato, en España es un estafador prófugo de la justicia.


México y España • Podrá no ser Rambo o Steven Seagal, pero por lo que David Rivas Huete dice poco le falta para ser su versión española. Cuando hace negocios en México y España, se presenta como un verdadero mercenario experimentado, todo un cañón de grueso calibre que sabe moverse en el bajo mundo internacional de los soldados a renta y que ha salido airoso de más de una situación de peligro, con balas silbándole cerca de la cabeza.


Este ciudadano español, contratado desde el año pasado por el gobierno de Guanajuato para entrenar a las fuerzas especiales de la policía del estado, presume el currículum de un hombre curtido en batalla. La lista de éxitos impresiona: experto en artes marciales.


Maestro del shotokan y del kickboxing. Diestro en conducción rápida de vehículos. Autor de dos libros sobre cómo ser un guardaespaldas VIP. Colaborador de la Revista Cinturón Negro. En el papel, su palmarés incluye viajes a zonas calientes en todo el planeta, con aventuras en África, Irak, Afganistán y México, además de un episodio heroico en la selva del Amazonas, en donde osadamente logró burlar a las FARC y salvar a una española secuestrada.


En enero de este año, la Procuraduría General de Justicia de Guanajuato le presentó en un evento como “instructor de cursos contrainsurgencia”. Compartió el podio con el procurador Carlos Zamarripa y el secretario de Seguridad Pública, Álvar Cabeza de Vaca, dos de los hombres más poderosos y mejor informados del estado. Extrañamente, le confirieron el poco habitual privilegio de tomarse una foto con él en el sitio de honor, al centro. En su única presentación pública en México hasta la fecha, Rivas Huete hasta ofreció un discurso sobre la importancia de modernizar a las fuerzas de seguridad mexicanas.


Pero el de Rivas Huete es un gatillo de oropel con balas de labia. Mucho de lo que dice –los viajes, la experiencia militar, el rescate amazónico—forma parte de una mentira que fue documentada en la década pasada por la prensa española y que es tema de constante conversación en foros de especialistas de seguridad. Lo que es real es que legalmente es un estafador prófugo de la justicia en España, en donde se le conoce como el “mercenario de pastel” por su historial de fraudes, el último de ellos motivo de varios reportajes en los medios de comunicación, un libro y hasta una película de la cadena Antena 3 que está en posproducción.



Una investigación de MILENIO, realizada de forma simultánea en España y México, da cuenta de que Rivas Huete debería estar en la cárcel pero vino a ocultarse al Bajío, en donde ha escalado hasta lo más alto en las esferas de seguridad de Guanajuato: en 2012 se presentó ante la Procuraduría General de Justicia del estado con credenciales falsas que le acreditaban como todo un experto en seguridad internacional, un veterano de la brigada Plus Ultra española que sirvió en Irak durante la invasión estadunidense de 2003, aún cuando nunca fue militar en activo, sino simplemente reservista.


Con las puertas abiertas en Guanajuato –y perseguido en España–, su empresa, High Security Solutions, instaló en 2012 una oficina en la ciudad guanajuatense de Salamanca, desde la que operó la adquisición de contratos como proveedor de seguridad con las autoridades del estado. Tuvo éxito. Desde el otoño del año pasado, este ciudadano español es uno de los entrenadores extranjeros del Grupo Especial de Reacción Inmediata de la Procuraduría General de Justicia y el Grupo Táctico de la Secretaría de Seguridad Pública, las dos unidades de élite del gobierno guanajuatense.


Pero en el sentido legal Rivas Huete es un criminal. La justicia de España tiene una orden de aprehensión en su contra, según consta en un oficio de la Audiencia Provincial de Madrid en poder de este diario, en el que se advierte que el presunto mercenario tendría que haberse presentado en abril pasado ante la policía española para cumplir con una sentencia de dos años y medio de prisión por el bochornoso caso del fraude contra una mujer, a la que engañó, literalmente, en televisión nacional.


Hoy, los policías más importantes de Guanajuato están siendo entrenados por un personaje de historial nebuloso en el mejor de los casos –y ficticio en el peor– al que las autoridades españolas quieren ver de vuelta en la península para enviarle a la sombra.


“¡Nadie sabía que estaba en México! Este hombre está huido de la justicia en España y nosotros lo que esperamos es que enfrente a la ley, pero nuestro miedo es que desaparezca nuevamente”, dijo Clara Cordero, abogada madrileña que ha llevado desde 2008 un caso en contra de Rivas Huete por fraude.


“Este hombre –dijo– tiene que ser extraditado para enfrentar lo que hizo”.


Podría decirse que Rivas Huete fue por unos meses uno de los villanos favoritos de España. Su rostro saltó a la fama en 2008, cuando se insertó en una de las historias más memorables que haya vivido ese país en los últimos años: estafó a Leticia Moracho, la madre española de Sara, una menor de edad que en 2006 fue secuestrada por su padre y llevada en contra de su voluntad a la ciudad iraquí de Basora. La misma Sara que por años galvanizó a la opinión pública ibérica y de la que después se escribirían libros y se filmaría hasta una película que está a punto de salir al aire.


Desde sus orígenes, el caso de una niña perdida en el Medio Oriente –y de la pelea de su madre por rescatarla—conmovió a España, en donde se le dio una intensa cobertura mediática. En 2008, con las negociaciones diplomáticas estancadas y sin muchas opciones legales a la mano, Moracho recurrió a la opción desesperada de contratar a un mercenario para rescatar a la niña. Y es en ese punto en donde ingresa Rivas Huete al relato. Tras acercarse a Leticia a través de conocidos, le prometió salvar a Sara con una operación sorpresa.


“A huevo la saco”, prometió. Junto con otros inexistentes compañeros en armas, el supuesto mercenario aseguró que organizaría una incursión en Basora para rescatar a Sara y llevarle al Kurdistán iraquí. Por la operación, que a todas luces sería peligrosa, difícil, prácticamente de película y que implicaría violar la soberanía de un país bajo ocupación nada más y nada menos que del Ejército de Estados Unidos, se le dio un adelanto de 30 mil euros y 15 mil dólares. Era una misión casi inverosímil en la que participarían otros gatillos a sueldo, helicópteros y autos rápidos.


“Él se vendió muy bien”, recuerda Moracho, contactada por MILENIO en su hogar de Madrid. “Se vendió de maravilla, pero cuando el gobierno mexicano descubra quién es, se van a echar las manos a la cabeza, porque es un estafador, un sinvergüenza. No es ni mercenario, ni profesional. Ese tipo se aprovechó de una mujer a la que le habían robado a su hija y que se la habían llevado a un país en guerra, en donde podía haber muerto”.


La ira de Moracho parte de un hecho ineludible: la operación nunca ocurrió y ningún comando jamás intentó viajar siquiera a Basora. Rivas Huete sólo viajó al norte de Iraq, pero para darse una vida de lujo. “Es que no hay facturas en este mundo”, argumentó, cuando se le pidió explicar en qué había gastado los recursos. Más adelante, el especialista y maestro en una y mil artes de seguridad revelaría algo peor. No intentó el rescate “porque tuve miedo”.


En términos llanos, Rivas Huete se embolsó el dinero de una de las mujeres por esos momentos más famosas de España, una que vivía una situación dramática pero que no era ingenua: lo grabó todo. Las frases textuales que muestran primero al comando ofreciendo un rescate y luego aceptando tener miedo se desprenden de videos ocultos que tomó Moracho durante las negociaciones para el rescate.


Son varias horas de grabaciones. En uno de los videos se ve al español tomando fajos de euros, prometiendo que tendría a la niña de vuelta en Europa en cosa de días. En otro, se muestra el momento en el que le fueron a buscar a su casa por no haber hecho nada, una escena en la que se le ve entrar en pánico al ser confrontado por Leticia.


La cosa no paró ahí. Las imágenes terminaron en televisión nacional, en el popular programa Diario De… de la periodista Mercedés Milá, en donde se exhibió a Rivas Huete como un individuo que poco sabía de la realidad en tierra del Medio Oriente, mucho menos de operaciones militares y que, peor aún, había estafado a una madre con estatus de heroína nacional. Bajo la asesoría de Cordero, Moracho le demandó por fraude.


En 2011, un juzgado de Madrid dio la razón a Leticia y condenó a dos años y medio de prisión al mercenario que no lo era y cuya única experiencia en el mundo de la seguridad, según se documentó durante el proceso, era haber vendido chalecos antibalas. No fue lo único. En el transcurso del litigio, dos familias salieron ante medios para revelar que también habían sido sus víctimas en estafas previas. Un oscuro episodio ocurrido en el País Vasco, en donde trabajó como guardaespaldas, añadió más lodo a su historial.


“Tengo entendido que participó en un auto atentado para justificar sus cobros”, dijo el periodista Javier Ángel Preciado, autor del libro Rescatando a Sara y quien siguió de cerca todo el proceso de liberación de la menor, incluida la estafa de Rivas Huete, quien no sólo fue condenado a dos años y medio de prisión por su papel en el timo, sino a resarcir a Moracho económicamente con 40 mil euros que, al momento, no se han pagado.


“Que esté viviendo en México me causa una enorme sorpresa”, admitió Preciado. “Según mis cálculos tendría que haber estado en prisión hace unos dos meses. Me indigna saber que está entrenando a policías mexicanos. Yo le llamo el ‘mercenario de pastel’, porque este señor de seguridad no sabe nada”.


Entre la comunidad de expertos de seguridad, Rivas Huete es un tema polémico. El foro Intelpage Info, visitado frecuentemente por mercenarios de distintos países tiene páginas enteras dedicadas a discutir la reputación del empresario español y, en particular, algunas inconsistencias en su currículum. Por ejemplo, el hecho de que se promueve como ex asesor de la “Unidad Contraterrorista de la Infantería de Marina de España”, la cual no existe.


“Nos ha venido a enseñar cosas que ya sabemos, como el uso de armas cortas o cómo correr en formación SWAT. En una unidad como el Grupo Táctico eso lo sabemos desde antes”, dijo un policía guanajuatense consultado.


De acuerdo a Cordero, en este momento el departamento de Rivas Huete en el poblado de Astillero está embargado en tanto cubre sus deudas con Moracho. No sólo eso: en abril pasado tendría que haberse presentado a una prisión española a cumplir su condena. Pero desapareció. En consecuencia, un juzgado español emitió en mayo una orden de detención, que aquí se reproduce. Nadie en España sabe en dónde se encuentra. El mercenario se desvaneció en el aire.


Eso es, hasta que cometió un error en México y fue fotografiado.


El comunicado PGJE 020/2013 fue emitido el 25 de enero de este año y es la pieza clave que permitió ubicar de nueva cuenta a Rivas Huete. Lleva el título: “Clausura Procurador de Justicia, Lic. Carlos Zamarripa Aguirre, curso de Operaciones Contrainsurgencias.”


Como otros boletines, éste incluye varias fotografías. En una se aprecia a Zamarripa haciendo uso del podio y se incluye a manera de pie la siguiente declaración del procurador: “reafirmamos el compromiso por la capacitación de nuestro personal policial y por alcanzar los estándares de eficiencia y excelencia que nos demanda y exige el desempeño de nuestra función”.


En otra imagen se aprecia al secretario de Seguridad Pública, Alvar Cabeza de Vaca, mientras escucha a un hombre de lentes con saco gris y corbata clara dando un discurso. Es Rivas Huete. Luego de permanecer oculto por varios meses, reapareció a principios de este año en Guanajuato, ya contratado como entrenador de seguridad. Actualmente, se encuentra acuartelado en el Instituto Estatal de Ciencias Penales en León –en donde come y duerme–, según consta en otra fotografía obtenida por este diario, que le fue tomada en el comedor la semana pasada.


Consultado al respecto, el secretario Cabeza de Vaca confirmó que Rivas Huete está trabajando en el estado “como parte de un contrato con una empresa de seguridad”, pero insistió en que tras verificar la base de datos de la PGR, no se cuenta aún con ninguna orden de extradición o aprehensión en su contra.


“El señor no tiene ningún impedimento legal para trabajar”, dijo Cabeza de Vaca. “A nosotros nos basta con su currículum y hay que hacer notar que nosotros contratamos a empresas, no a individuos”. (Cordero explicó que no hay una orden internacional para su detención porque no se creía que Rivas Huete hubiese abandonado España. Esta semana, solicitará a las autoridades un pedido de detención a Interpol).


El secretario de Seguridad Pública aseguró conocer poco al instructor español, aunque dijo haberse llevado la impresión de que es un profesional, una persona con conocimientos de seguridad. “Solo contratamos empresas que previo un análisis profundo sí cumplen con requisitos de calidad”, señaló.


–Pero es un personaje que tiene una cierta notoriedad en España.


Sí, pero yo estoy en México. Las referencias que usted nos cuenta son de notas periodísticas. Las conocemos, pero no el asunto judicial.


Cabeza de Vaca sostuvo que la empresa de Rivas Huete –High Security Solutions—no fue contratada por el gobierno estatal. Pero en su sitio de internet la compañía promociona que uno de sus clientes es, precisamente, “el gobierno del Estado de Guanajuato, México”.



Falso mercenario tima al gobierno de Guanajuato

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