jueves, 29 de agosto de 2013

¿Ejército represor?

29-08-2013 11:53:14 Opinion Por Manuel Tello Zapata. Los últimos acontecimientos ocurridos en la Costa Chica, donde han sucedido confrontaciones entre el Ejército Mexicano y miembros de las Policías Comunitarias, están generando una campaña de desprestigio en contra de las fuerzas armadas mexicanas, a quienes se acusa en términos generales, de reprimir a los “buenos” y dejar ir vivos a los “malosos”.


Sin embargo, a pesar de que se han presentado diversos encontronazos entre ambas fuerzas armadas, lo único cierto es que los miembros del Ejército Mexicano NO HAN DISPARADO UNA SOLA BALA EN CONTRA DE LOS COMUNITARIOS. Se les ha aplicado una política de gran tolerancia que no ha sido bien apreciada por los comandantes de esa fuerza, que se extralimitan yendo mucho más allá de sus funciones para las que se crearon los cuerpos de autodefensa.


A pesar de lo que afirman los seguidores a ultranza de las autodefensas, las imágenes hablan por sí solas. Los soldados mexicanos no han golpeado a la ciudadanía, mucho menos a las mujeres como afirman algunos comandantes comunitarios. Se ha detenido a algunos elementos de las autodefensas al ser sorprendido portando armas de uso exclusivo del Ejército y en la mayoría de los casos se les ha dejado en libertad muy pronto.


Los grupos de autodefensa surgieron como una necesidad real de los pueblos para protegerse de la delincuencia común (en Costa Chica no hay de la organizada), es por eso que se ganaron la simpatía popular rápidamente. Sin embargo, sus comandantes quisieron aprovechar la circunstancia, para darle una voltereta a los objetivos básicos de exclusiva autodefensa, e hicieron una extraña mezcolanza entre seguridad pública y política.


De pronto comenzaron a marchar, ya no contra los delincuentes, sino en rechazo a las reformas constitucionales que se están operando en el Congreso de la Unión, sin tener sus elementos de base plena conciencia ni la debida información sobre la naturaleza de esos trabajos.


Comenzaron a exigir que el Ejército y la Marina salgan de sus territorios cuando la Constitución nombra a estos cuerpos como los garantes de la soberanía nacional. Nadie puede impedirles hacer presencia en todo el territorio mexicano.


Las autodefensas aumentaron las detenciones arbitrarias o sospechosas de comisión delictiva. Comenzaron a detener a funcionarios y a retener por la fuerza a Secretarios de estado como el General de Gobierno y al propio Procurador de Justicia, incluyendo en una ocasión al Presidente de la Comisión de Derechos Humanos. Todavía mantienen en su poder a elementos de las policías municipales, a ciudadanos que ignoran las causas de su detención, etc..


El último hecho delictivo de los comunitarios ocurrió durante la toma del Ayuntamiento de Tixtla, donde las imágenes que se conocieron a nivel nacional detallan un abuso flagrante y la humillación de la policía municipal. En esa ocasión los comunitarios de Gonzalo Molina cometieron diversos delitos, que sin embargo no provocaron la persecución de sus miembros.


La señora Nestora Salgado García abusó del gran poder que se le dio como coordinadora de la comunitaria de Olinalá y adquirió un enorme liderazgo entre ese movimiento. Todo esto la hizo marearse sobre un tabique e incurrió en actos que podían convertirse en delitos. Eso la tiene en la cárcel y no su lucha contra la inseguridad; porque ésta ha sido hecha a un lado por los comandantes comunitarios, que prefieren la política, ya que esto les puede dar más beneficio$.


Seguramente Nestora será objeto de un juicio justo, no como el que les imponía a quienes encarcelaba sin tener facultades legales para hacerlo. Sus abogados deberán aportar las pruebas de deslinde que les permita demostrar la inocencia de esta mujer. De esa forma podrá recuperar su libertad. Dudamos mucho que este caso se solucione bajo decisiones políticas, porque los subalternos de Nestora carecen por completo de capacidad real y en lugar de construir un diálogo inteligente con las autoridades, arremeten como el chivo que busca derribar el muro a “topetazos”.


Es necesario que la sociedad guerrerense valore el conflicto en la medida exacta de los hechos. El Ejército Mexicano no ha cometido ningún abuso en contra de los comunitarios. Se les ha dejado crecer como hormigas y se les ha respetado hasta donde se puede. Lamentablemente los grandes síndromes de inseguridad que se dan en Chilpancingo, Acapulco, Iguala, etc., no han podido ser frenados por las fuerzas armadas; eso es lo preocupante y se debe exigir que trabajen más en esa dirección


manueltello2002@yahoo.com



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